Encontrada la conexión entre el cerebro y el intestino que está detrás de la adicción a la grasa

29 noviembre 2022

El azúcar y las grasas son dos ingredientes casi siempre presentes en las comidas adictivas. Muchos alimentos de restaurantes de comida rápida se ayudan de nuestro apetito por la grasa para hacer atractivos sus productos. El gusto de esos alimentos es importante, pero según un estudio publicado por la revista Nature, también existe un sistema de señalización que comunica el intestino con el cerebro que explica el impulso detrás de unos de los principales problemas de salud de la humanidad: la obesidad.

“Estos resultados dan forma a la idea de que existen dos entradas sensoriales al cerebro: una que codifica lo que nos gusta y otra lo que queremos. Estas dos entradas funcionan juntas. Primero, con la lengua, reconoces lo que te gusta, pero después el estómago te dice lo que necesita”, explica Charles Zuker, investigador del Instituto Médico Howard Hughes y profesor de la Universidad de Columbia (EE.UU). Esto explicaría por qué las bebidas con edulcorantes artificiales no igualan la atracción que producen las que tienen azúcar de verdad.

Esto se puso a prueba por el equipo de Zuker, proporcionando a ratones tanto grasas como edulcorantes disueltos en agua de forma separada, mostrando los animales una clara preferencia por el agua grasienta, incluso cuando modificaron ésta, quitándole el sabor a grasa.

La presidenta de la SEEDO, María del Mar Malagón considera con mayor interés que “los investigadores han sido capaces de delimitar la zona cerebral que se activa al comer grasa y que sería responsable de esa apetencia o preferencia por la grasa, el núcleo caudal del tracto solitario en el tronco cerebral”. Además, identificaron unas neuronas específicas en el nervio vago que transmiten al cerebro los estímulos producidos por la grasa al llegar al estómago.

Zuker cree que este conocimiento puede ser útil para combatir enfermedades metabólicas. Ya se plantean alternativas que satisfagan la demanda de grasa del intestino sin los efectos negativos. Según el investigador se pueden beneficiar dos tipos de personas: la gente que tiene un problema clínico, en cuyo caso se podría intervenir con un compuesto que permita empezar a disociar estos dos circuitos; y el segundo sería el consumidor general, en el que aparte de los edulcorantes artificiales que satisfacen la lengua, se satisfaría también ese circuito intestino-cerebro; todo ello sin incluir calorías en la dieta.

https://elpais.com/salud-y-bienestar/2022-09-07/encontrada-la-conexion-entre-el-cerebro-y-el-intestino-que-esta-detras-de-la-adiccion-a-la-grasa.html

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